Attribution-NonCommercial 4.0 International (CC BY-NC 4.0)2022-03-142022-03-14https://noesis.uis.edu.co/handle/20.500.14071/7694“A menudo se reniega de los maestros supremos; se rebela uno contra ellos; se enumeran sus defectos; se los acusa de ser aburridos, de una obra demasiado extensa, de extravagancia, de mal gusto, al tiempo que se los saquea, engalanán­dose con plumas ajenas; pero en vano nos debatimos bajo su yugo. Todo se tiñe de sus colores; por doquier encontramos sus huellas; inventan palabras y nom­bres que van a enriquecer el vocabulario general de los pueblos; sus expresiones se convierten en proverbiales, sus personajes fcticios se truecan en personajes reales, que  tienen herederos y  linaje. Abren horizontes de donde brotan haces de luz; siembran ideas, gérmenes de otras mil; proporcionan motivos de inspi­ración, temas, estilos a todas las artes: sus obras son las minas o las entrañas del espíritu humano” (François de Chateaubriand: Memorias de ultratumba,  libro XII, capítulo I, 1822).application/pdfLa violación de Lucreciainfo:eu-repo/semantics/articlehttp://purl.org/coar/access_right/c_abf2info:eu-repo/semantics/openAccessAtribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)