EL NUEVO OPTIMISMO

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Universidad Industrial de Santander
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Desterrado en la isla de Patmos, el evangelista San Juan escribió en lengua griega, durante el año 94 y bajo la dominación del emperador romano Domiciano, su libro del Apocalipsis, esto es, la “revelación”. Dirigido a siete primitivas comunidades cristianas del Asia Menor (Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia, Esmirna, Éfeso y Laodicea), este libro les transmitió la revelación de Jesucristo, vocero de Dios, sobre aquello que muy pronto habría de suceder en el mundo: el fin de la pecadora nueva Babilonia (el imperio de Roma) y el advenimiento de la Nueva Jerusalén (la ciudad de Dios). Comenzó así su existencia el género literario apocalíptico, caracterizado por una narrativa simple y atractiva: las desgracias de los pueblos oprimidos por un poderoso dominio inmoral están a punto de terminar, cuando los sonidos de las trompetas de siete ángeles exterminadores anuncien la total destrucción del mundo, tras lo cual vendrá un nuevo mundo y una tierra nueva. Vendrá Dios, el Alfa y la Omega (el principio y el fin), a instalar la santa y áurea Jerusalén, en cuyo centro estará el árbol de la vida, iluminada eternamente por la luz divina. La literatura apocalíptica ha servido de consuelo, desde entonces, a quienes sufren en este mundo terrenal; ha dado esperanzas de redención a quienesviven su vida con pesares, presenciando impotentes “las pestilencias de un mal mundo”.
Desterrado en la isla de Patmos, el evangelista San Juan escribió en lengua griega, durante el año 94 y bajo la dominación del emperador romano Domiciano, su libro del Apocalipsis, esto es, la “revelación”. Dirigido a siete primitivas comunidades cristianas del Asia Menor (Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia, Esmirna, Éfeso y Laodicea), este libro les transmitió la revelación de Jesucristo, vocero de Dios, sobre aquello que muy pronto habría de suceder en el mundo: el fin de la pecadora nueva Babilonia (el imperio de Roma) y el advenimiento de la Nueva Jerusalén (la ciudad de Dios). Comenzó así su existencia el género literario apocalíptico, caracterizado por una narrativa simple y atractiva: las desgracias de los pueblos oprimidos por un poderoso dominio inmoral están a punto de terminar, cuando los sonidos de las trompetas de siete ángeles exterminadores anuncien la total destrucción del mundo, tras lo cual vendrá un nuevo mundo y una tierra nueva. Vendrá Dios, el Alfa y la Omega (el principio y el fin), a instalar la santa y áurea Jerusalén, en cuyo centro estará el árbol de la vida, iluminada eternamente por la luz divina. La literatura apocalíptica ha servido de consuelo, desde entonces, a quienes sufren en este mundo terrenal; ha dado esperanzas de redención a quienesviven su vida con pesares, presenciando impotentes “las pestilencias de un mal mundo”.
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